Pany me mandó de regalo un libro apelando a esa lógica estupenda del porque sí: no es el aniversario de la venida al mundo de mi ego; tampoco una efeméride vulgar parida por el comercio o un chisme de la historia universal. Me envió palabras e ideas de Nietzsche sin siquiera hablar conmigo. Solo infiltró entre las primeras hojas "un gran abrazo" en tinta negra y letra de imprenta mayúscula.
"Nuestras mentes rechazan la idea del nacimiento de una cosa como nacida de su contraria", leo y pienso en las mentes binarias, peligrosas, maniqueas. La idea de que solo haya dos opciones, dos perspectivas posibles, desde el principio me aburrió. Luego me pareció ingenua; por último malvada.
"Habrá que esperar la llegada de una nueva especie de filósofos, diferentes en gustos e intereses a sus predecesores: filósofos del peligro quizá, en todos los sentidos de la palabra". Quizá la duda no sea signo de estupidez, ni el silencio equivalga a vacío. Quizá relativismo sea admitir como relativo el concepto de seguridad.
Cierro el libro. Solo leí dos páginas; yo las leía mientras ellas reescribían en mí. Apago el velador con toda la intención de hundirme mansamente entre sueños. Si lo cruzo a Pany le daré un abrazo, aunque no le importe.
6 comentarios:
Los filósofos son una especie?
Según don Friederich, así parece...algunos para mí son una especia. Y condimentan lindo las rutinas.A otros en cambio, nos les capto el gusto...
Ustedes, atravezados por las ideas brillantes...yo por el amor. Cuando reflexiono sobre esas cosas que Pany hace "por que si" recuerdo, con piel de gallina, por qué me enamoré de el.
Son una mezcla propia del realimo mágico, ustedes dos: Doña Yeny Ortega Benavides y don Paulino Enciso, quienes estarán en este ir y venir del carajo toda la vida.
Publicar un comentario