Esta tarde murió "el negro " Fotanarrosa. Murió, que palabra de mierda.
Esos días, a la hora de la siesta yo la escuchaba reirse sin tapujos en su habitación. Entonces me llamaba y yo dejaba los juegos para compartir los comentarios de ese queridísimo gaucho. Y de Mendieta; ese fue el único perro admitido en casa.
Las primeras líneas de sus deshinibidos cuentos me las comentó primero, y luego me las acercó en los textos, un amigo entrañable que no puede evocarlo sin endurecer espasmódicamente el abdomen. Tiene razón, ¿quién recurrió a las puteadas tan oportunamente como él?
Tendré que llamar a mi vieja; como decirle...hoy se irá dormir triste. Ella tan creyente, seguro que hasta rezará por su alma.
Yo, mientras tanto, no dejo de pensar como se ensañó el azar con este buen tipo...que lo parió.
(Fotografía, diario Clarín)