Me ocurrió hoy en un autobús que volvía del centro como huyendo del infierno. Como siempre, me entregué mansamente a los sucesos que la ventanilla más próxima deja ver: escenas inconexas a veces; personajes escapados de algún documental experimental; anuncios de promesas simplistas; chapitas pegadas al asfalto como en código morse; maltratados saliendo de peluquerías; andares sensuales e ingrávidos...pero hoy ocurrió.
Al pasar por diversos anuncios del gobierno, carteles comerciales, vidrieras, grafittis, retazos de publicidades viejas ( toda publicidad tiene una novedad efímera) y consignas políticas, se iba revelando misteriosamente, letra a letra, palabra por palabra, un claro mensaje
" ¿Por qué, a veces, sentiremos una tristeza parecida a la de un par de medias tirado en un rincón. O.G."
Aunque cueste creerlo, ocurrió así. De ello puede dar fe la señora mayor que ocasionalmente compartió parte del trayecto conmigo, a quien supe codear en el momento oportuno.
-¿O.G?, pregunté; me pregunté.
-Oliverio Girondo, contestó la mujer con seguridad.
-Curiosa conjunción de letras...usted lo notó, ¿verdad?
Mientras asentía con la cabeza, se acercó al timbre protestando al recordar que esta ciudad no tiene mar.
Sólo dejó arena junto a mis pies.
-¿O.G?, pregunté; me pregunté.
-Oliverio Girondo, contestó la mujer con seguridad.
-Curiosa conjunción de letras...usted lo notó, ¿verdad?
Mientras asentía con la cabeza, se acercó al timbre protestando al recordar que esta ciudad no tiene mar.
Sólo dejó arena junto a mis pies.
(A mis compañeros del movimiento popular Poetas en la calle)